El cassette de Ricardo Arjona



Con mis congéneres de aquellos años estábamos embelesados, con ese tipo de mezcla musical que solo el Caribe se permite, es decir, así como bailábamos y cantábamos, El Cóndor Herido de Diomedez Diaz, de repente salíamos haciendo coreografías del, Vuela Vuela de Magneto, ó dedicando la canción, Me Estoy Enamorando, cantada por Jerry Rivera. Pero con lo que no contaban mis amigos, era con que además de lo anterior, yo comenzara a escuchar y tararear música completamente desconocida para ellos y cuya influencia me permitiría por ejemplo, no sentirme tan mal por salir con la sinvergüenza del barrio ó advertir con un poco más de interés, lo lindas que eran las mamás de alguno de ellos. Arjona, con Tu Reputación y su Señora De Las Cuatro Décadas comenzaba a hacer sus estragos.

Jacke, producto de un desengaño amoroso me regaló el cassette  original de Arjona que antes, con dedicatoria de amor le había dado un pretendiente. Lo cual revalidó el dicho popular que reza “no hay mal, que por bien no venga”, gracias a su desilusión conocí a temprana edad, el talento de un artista único, que permite con la letra de sus canciones, recrear y saborear verdaderas historias cotidianas, cuál Rafael Escalona.

Esa es la verdad, me comenzaron a gustar las canciones de Arjona, por sus particulares letras, que aunque lucen cotidianas, se pueden encontrar en ellas de manera intrínseca, aspectos sustanciales de la naturaleza del ser humano con sus variables disyuntivas, y que sin duda invitan a un estadio más allá del hecho de simplemente escuchar una canción para divertirnos, pues atendiendo su música es indeleble la reflexión posterior cargada por lo general de conciencia social.

Desde aquel cassette obsequiado en Valledupar, no le he perdido la pista musical a este gran artista, y sus canciones en los últimos días no dejan de ser una constante en mi hogar, pues mi hijo de tres años accidentalmente se topo en el equipo del auto, con la canción Historia Del Portero, que tiene el ritmo parecido a una canción de vaqueros de los Backyardigans y religiosamente, tan pronto sube al vehículo lo primero que hace es pedir el cd rojo del vaquero, (como lo identifica), para escuchar su canción. Y mis sobrinos de 10 y 9 años, ni se diga, sus charlas en la actualidad incluyen cuantas canciones de Ricardo tienen grabadas en sus dispositivos para escuchar y ver videos musicales.

Reconozco que tengo que bajarle a la intensidad con Arjona, seguramente lo haré en algún momento, pues ya mis sobrinos y hasta mi hijo después de un regaño comienzan a cantarme Me Están Jodiendo La Vida y me corresponde quedarme callado pues esa es la música que les enseñé a escuchar.

regresando@hotmail.com

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