SI TE VI…NO ME ACUERDO
De acuerdo, no volveré a decir que escribiré con mayor
frecuencia en el blog, pues no he cumplido y mi credibilidad está por el suelo,
simplemente diré que lo que escriba en este lugar seguirá siendo cosa creada
por mi.
Hoy he tenido algo en mente y quiero compartirlo con ustedes,
se trata del olvido, y no me refiero a “el
olvido que seremos” (a propósito título de una gran novela del colombiano Hector Abad Faciolince), que
se construye después de nuestra partida terrenal, se trata más bien del olvido que nos hace
pensar que ya tenemos algunas vidas gastadas de aquellas que nos ha correspondido
sortear en nuestra existencia, esas vidas
que nos parecían recientes cuando mirábamos atrás y que hoy lucen desdibujadas
de manera precipitosa por el tiempo transcurrido.
Son vidas que a veces redescubrimos mientras caminamos a
través de ocasionales encuentros con el pasado y también, con mucha más
frecuencia ahora, por medio de las redes sociales.
Esta mañana, por ejemplo, vi a un extraño en la calle y se
me pareció mucho a alguien que vivió en
los años de mi infancia en casa de mi abuela paterna, y luché con la memoria buscando
en los avatares de mis recuerdos el nombre de aquel personaje, pero por mucho
que lo intenté no lo logré y me sentí raro, pues está persona que es
contemporánea conmigo fue como un primo al que le tenía gran afecto y con quien
compartí en muchas vacaciones en Valledupar.
Sé que puedo decir que es un olvido pasajero, de hecho en
estos momentos recuerdo su nombre, pero al reflexionar a profundidad encontré
que de él es casi nada lo que evoco, pues luego se fue de casa y fuimos
perdiendo el contacto. Hoy esta persona es nadie en mi vida, cuando ayer pudo haber sido una pieza importante.
Y así como ustedes, tengo entre mis contactos en las redes
sociales a personas que fueron trascendentales en mi vida, con ellos experimenté
momentos especiales que ayudaron a moldear lo que soy,
pero con quienes infortunadamente hoy luce cerrada la comunicación,
porque simplemente cada uno hizo su nueva vida, una vida en la que si no fuera
por las casualidades y las redes sociales seguro ninguno sabría del otro.
Y aunque es justo reconocerle a las nuevas tecnologías que ayuda
a nuestra memoria, resulta un mayor aporte, la persistencia de algunos que
simplemente luchan contra el olvido, estos llaman y escriben frecuentemente
para decir: “aunque nunca me llames, ni
me escribas aquí estoy, no te olvido, no me olvides, ¿quien ha dicho que no
podemos seguir compartiendo la misma vida?”, y siempre es un gusto recibirles, al fin y
al cabo nunca se han ido.
Debemos enfrentar el olvido, ser luchadores también pues si
nos descuidamos de igual forma podremos convertirnos en recuerdos borrosos
hasta llegar a ser nadie en la vida de
otros.
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